A un tonto

Julieta No Capuleto
3 min readJan 26, 2021

--

Hace años le escribí algo a un tonto. Ahora sé que es un tonto y no un semidiós. En ese entonces pensaba que yo estaba sucia y que él era un ángel. Ahora yo soy un hada, pero él no es un cisne, como dice la canción. Él sigue siendo humano, porque siempre fue un humano, pero no me arrepiento de haberlo amado como a un semidiós, porque fue eso lo que a mí me convirtió en hada.

Una de esas tardes de invierno de cuellos abotonados y nudillos congelados, mientras él bebía esas gotas que meses atrás lo habían hecho olvidar mi nombre, yo seguía luchando segundo a segundo con que me había cambiado la vida, y le escribí estas líneas: “Me enamoré de vos porque sos amable y decente, y porque amás a las cosas correctas. El único problema es que yo no soy una cosa correcta”.

Ahora sé que él jamás fue amable ni decente, pero también que yo siempre fui una cosa correcta. Y fue el esmero que puso en que yo lo viese grande y yo me viese chiquita lo que terminó mostrando que él es, simplemente, un tonto.

Ni amable, ni decente, un tonto.

Un ser que se queja de sus complejidades, pero qué tan complejas son ellas si pueden resumirse en una sola palabra: tonto.

Ahora sé que lo sabía, y que fui yo la que elegí amarlo como a un semidiós, porque mi corazón y mi cerebro siempre lo vieron como humano, y yo no me enamoro de humanos, aunque a veces me quiera convencer de que puedo. Tanto lo sabía, que momentos después de que me llenó de agua y se fue, para que pudiese ocupar su ausencia con todas esas lágrimas, le escribí que

Me siento muy grande cuando miro hacia adelante y se me abre un camino que me miraría cerrado si por algún motivo te hubieses quedado, abajo o arriba, pegado conmigo, somnoliento y suspirando.

Me siento chiquita cuando me doy cuenta de que ya sos sólo un -mal- recuerdo para mí, ni siquiera llego a eso. Me asfixio en hilos grises, otro nombre en tu lista, desdibujado y borroso, pero vos en mi historia toda una página, rota y tachada, pero completa y dedicada a cómo tus golpecitos en mi pierna me sacan de mi calma para recordarme que fue todo una mentira, que a cuántas habrás golpeado mientras sus manos recorrían tu piel llena de cicatrices del pasado, mientras yo con una te tapaba para que no tengas frío y con la otra te acariciaba la cabeza, esperando que pensaras lo mismo que yo.

Equivocada, confundida, perdida y desorientada. Fuiste la representación de lo que amo y odio a la vez, producto de mi falta de prejuicios y reactivo para que ahora tenga unos cuantos.

Me siento más grande porque me hiciste sentir muy chiquita, por suerte tengo mis buenas raíces y siempre puedo volver a subir otra vez.

Ya no soy la persona que escribió esas líneas, porque quien soy ahora ya no intenta convencerse de que debe amar a tontos, temiendo ser demasiado ambiciosa o egocéntrica por querer enamorarse de alguien que sea verdaderamente un ser mitológico. Ahora sé que merezco enamorarme de un ser mitológico y que éste se enamore de mí, porque somos de la misma especie. Yo ya no soy la persona que era antes, pero vos, aunque hace años que no tengo noticias tuyas y vagamente te recuerdo, seguís siendo el mismo, porque no hay manera de cambiar a un tonto.

--

--